Construir una comunidad es más que un mensaje. Es un propósito.
Desde el primer momento en que tomamos este proyecto, entendimos que no se trataba solo de un anuncio. Era una declaración. Un recordatorio para aquellos que luchan cada día, que persiguen sus sueños, que no se rinden.
El desafío era claro: hacer sentir.
No bastaba con decir palabras motivadoras. Queríamos capturar la emoción real de lo que significa ser emprendedor: la determinación de seguir cuando todo parece ir en contra, la confianza de saber que puedes lograrlo, la inspiración que surge cuando entiendes que no estás solo.
Cada plano fue pensado para reflejar esta verdad. Jugamos con contrastes de luz para representar el esfuerzo y la claridad que llega con la convicción. El ritmo de la edición refuerza el mensaje: hay momentos de duda, de pausa, pero la historia nunca se detiene.
Y como en toda gran producción, los retos aparecieron. Encontrar el equilibrio entre lo íntimo y lo épico, entre la reflexión y la fuerza del mensaje. Pero lo logramos.
Porque Convierte Más no solo educa, transforma.
Y esta vez, nuestra misión era más grande: recordarles a todos que su crecimiento no tiene fecha de vencimiento. Que el mejor regalo no es un título, ni un curso… es la oportunidad de cambiarlo todo.
Porque en esta comunidad, nadie avanza solo.
Lorem Ipsum
Desde el primer momento, supimos que este comercial para TRUE BALLS no podía ser convencional. No queríamos solo mostrar pelotas de padel. Queríamos que el espectador sintiera la energía, el humor y la actitud de la marca en cada segundo.
Así que fuimos con todo.
Montamos una producción a gran escala: actores, drones, efectos visuales y un equipo técnico que entendía la misión. No se trataba de grabar un simple juego. Se trataba de hacer que las pelotas fueran las verdaderas protagonistas.
El desafío más grande fue encontrar el equilibrio perfecto entre dinamismo y comedia, asegurándonos de que cada toma, cada ángulo y cada efecto visual tuvieran el impacto que imaginamos. Usamos cámaras en movimiento extremo, tomas de drone arriesgadas y VFX para amplificar la experiencia, hacerla vibrante, exagerada y simplemente inolvidable.
Miami nos dio el escenario perfecto: sol, actitud, verano. Todo lo que necesitábamos para darle vida a esta historia sin reglas, sin límites, sin miedo a la exageración.
El resultado: un comercial que rompe esquemas. Que no vende un producto, sino una experiencia. Porque TRUE BALLS no es solo una pelota de padel… es una declaración.
Bienvenidos al juego. Bienvenidos a TRUE BALLS.
Construir una comunidad es más que un mensaje. Es un propósito.
Desde el primer momento en que tomamos este proyecto, entendimos que no se trataba solo de un anuncio. Era una declaración. Un recordatorio para aquellos que luchan cada día, que persiguen sus sueños, que no se rinden.
El desafío era claro: hacer sentir.
No bastaba con decir palabras motivadoras. Queríamos capturar la emoción real de lo que significa ser emprendedor: la determinación de seguir cuando todo parece ir en contra, la confianza de saber que puedes lograrlo, la inspiración que surge cuando entiendes que no estás solo.
Cada plano fue pensado para reflejar esta verdad. Jugamos con contrastes de luz para representar el esfuerzo y la claridad que llega con la convicción. El ritmo de la edición refuerza el mensaje: hay momentos de duda, de pausa, pero la historia nunca se detiene.
Y como en toda gran producción, los retos aparecieron. Encontrar el equilibrio entre lo íntimo y lo épico, entre la reflexión y la fuerza del mensaje. Pero lo logramos.
Porque Convierte Más no solo educa, transforma.
Y esta vez, nuestra misión era más grande: recordarles a todos que su crecimiento no tiene fecha de vencimiento. Que el mejor regalo no es un título, ni un curso… es la oportunidad de cambiarlo todo.
Porque en esta comunidad, nadie avanza solo.
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Desde el primer momento, supimos que este no podía ser un comercial convencional. No queríamos lo típico. No queríamos lo seguro. Queríamos algo nunca antes visto.
Para Jim Beam, la energía, la velocidad y la innovación eran esenciales. Y para capturar eso, nos atrevimos a hacer lo impensable: utilizamos robots de filmación para lograr ángulos imposibles, movimientos de cámara que desafían la lógica y una estética visual que empuja los límites de lo dinámico.
Pero la tecnología, por sí sola, no lo es todo.
Cada toma fue diseñada con precisión, cada movimiento calculado al milímetro. La clave no solo estaba en las herramientas, sino en cómo las hacíamos parte de la narrativa. La sincronización entre cámaras robóticas y talento en escena tuvo que ser perfecta. Un solo error y todo se reiniciaba.
El desafío más grande fue coordinar un equipo de gran escala con una producción en constante movimiento. Trabajamos con operadores de motion control, técnicos de robótica, cinematógrafos de alto nivel y un crew que entendiera la magnitud de la apuesta. Todo para asegurarnos de que cada plano tuviera la fuerza, la energía y la fluidez que imaginamos desde el inicio.
Este no fue un rodaje normal. Fue una coreografía entre humanos y máquinas, una danza entre precisión y creatividad.
Y al final, logramos algo que no solo se ve diferente. Se siente diferente.
Porque cuando te atreves a desafiar lo establecido, lo que creas no es solo un comercial… es una experiencia.
Bienvenidos al futuro de la producción. Bienvenidos a Jim Beam.
Descripción
Desde el primer momento, supimos que este no podía ser un comercial convencional. No queríamos lo típico. No queríamos lo seguro. Queríamos algo nunca antes visto.
Para Jim Beam, la energía, la velocidad y la innovación eran esenciales. Y para capturar eso, nos atrevimos a hacer lo impensable: utilizamos robots de filmación para lograr ángulos imposibles, movimientos de cámara que desafían la lógica y una estética visual que empuja los límites de lo dinámico.
Pero la tecnología, por sí sola, no lo es todo.
Cada toma fue diseñada con precisión, cada movimiento calculado al milímetro. La clave no solo estaba en las herramientas, sino en cómo las hacíamos parte de la narrativa. La sincronización entre cámaras robóticas y talento en escena tuvo que ser perfecta. Un solo error y todo se reiniciaba.
El desafío más grande fue coordinar un equipo de gran escala con una producción en constante movimiento. Trabajamos con operadores de motion control, técnicos de robótica, cinematógrafos de alto nivel y un crew que entendiera la magnitud de la apuesta. Todo para asegurarnos de que cada plano tuviera la fuerza, la energía y la fluidez que imaginamos desde el inicio.
Este no fue un rodaje normal. Fue una coreografía entre humanos y máquinas, una danza entre precisión y creatividad.
Y al final, logramos algo que no solo se ve diferente. Se siente diferente.
Porque cuando te atreves a desafiar lo establecido, lo que creas no es solo un comercial… es una experiencia.
Bienvenidos al futuro de la producción. Bienvenidos a Jim Beam.
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